¿Has notado que tu hijo de un momento a otro ha empezado a presentar ciertas conductas especialmente físicas que anteriormente no presentaba?. Los padres se asustan mucho con estas reacciones de los niños, sobre todo porque no saben que más hacer para que el niño se sienta bien nuevamente.
El estrés infantil es un conjunto de reacciones a nivel biológico y psicológico, las cuales se producen ante ciertas situaciones que le genera malestar al niño y que no sabe cómo controlar.
Existen varios factores que pueden desencadenar el estrés en los niños, especialmente los cambios en sus vidas como la separación de los padres, la muerte de un familiar cercano, cambio de escuela, problema a nivel físico, cambio de rutinas, maltrato físico o verbal, problemas de aprendizaje, ser molestados por otros niños, entre otros. Situaciones que les generan tensión, angustia y ansiedad, que si no son tratadas a tiempo pueden desencadenarse en crisis de ansiedad.
¿CÓMO IDENTIFICAR SI EL NIÑO(A) PRESENTA ESTRÉS?
Cada niño va a reaccionar de una manera distinta a otro. Los síntomas se van a presentar a nivel físico y emocional:
- Factores emocionales y de conducta: sensibilidad, llanto, ansiedad, angustia, temor, baja percepción de sí mismo, bajo rendimiento académico, irritabilidad, agresividad, molestan o golpean a los demás, miedo a estar solo, etc.
- Síntomas físicos: dolor de cabeza, estomacal, regresiones (mojar la cama), problemas alimenticios, problemas para dormir,
QUÉ PUEDO HACER SI MI HIJO TIENE ESTRÉS Y ANSIEDAD?
- Brindarle seguridad todo el tiempo, hacerle sentir que está seguro en casa.
- Evitar pelear frente a los niños y decir cosas en contra de uno de los padres delante de ellos.
- Permitir que expresen sus emociones y frustraciones sin ser juzgados. Escucharlos y apoyarlos.
- Fomentar su autoestima a través de la valoración de sus logros y habilidades.
- Respetar sus gustos y manera de ser. Evitar obligarlo hacer cosas que el niño no quiere hacer.
- Evitar comparaciones entre los demás niños en relación a cualquier área, ya sea académica, social o comportamental. Evitar comparaciones entre hermanos.
- Evitar caer en exigencias tanto en el rendimiento académico como en el área social.
- Buscar asesoramiento profesional si los síntomas persisten.
- Desarrollar rutinas juntos, aprovechar momentos para llevarle a dormir, contarle un cuento, preguntarle qué ha hecho o como le fue durante el día y demostrarle cariño con un beso o un “te quiero”.
- Expresar los afectos, a todos nos gusta saber que somos queridos e importantes para alguien. Las muestras de cariño que podamos dar a los niños como un abrazo o decirles un “te quiero”, les hará sentirse felices, les subirá la autoestima, les dará seguridad y les hará sentirse protegidos en todo momento.
- Animar al niño a que reconozca y acepte sus emociones. Permitir que se exprese, que llore, evitar reprimir las emociones.
- Estrategias de afrontamiento, como técnicas de respiración o meditación. Realizar deporte también le va ayudar a que disminuyan los niveles de ansiedad, como natación.
- Escuchar y avanzar: escuchar lo necesario para que se sienta comprendido y después intentar cambiar el tema hacia algo positivo de la nueva situación.
- Estar presente, disponible y ser tolerante. Evitar llorar frente al niño cada vez que ella se ponga mal, intentar ser un soporte ese momento, abrazarla y escuchar lo que quiere expresar. Mostrarse calmado.
- Enseñarle a la niña que es normal ser imperfectos.
- Poner un nombre para domar la situación: se puede contar o narrar una historia sobre lo sucedido para entender sus emociones y los acontecimientos que se producen en sus vidas. Que el niño le ponga nombre a sus temores y emociones. Evitar forzarla si no quiere hablar. Con la historia se pone en orden sus ideas, se trabaja planificación y se da sentido a lo sucedido.
Puede elaborar un cuento junto con la niña, ayudarle con la historia. Hacerlo una y otra vez.
También puede utilizar el dibujo o juguetes según la edad del niño.